Como sabemos, la elección de la técnica de aplicación a emplear es un aspecto clave para la productividad de cada reparación, y esta decisión dependerá de varios factores, como pueden ser el tamaño del daño, su localización, dificultades en la igualación de un color complejo, etc. El fin último deber ser siempre obtener un perfecto equilibrio entre la cantidad de producto consumida y el tiempo empleado en la reparación.
A través de este contenido queremos aportar información al profesional acerca de en qué casos puede ser aconsejable decantarse por la técnica de aplicación de un parche, así como su proceso de reparación.
¿Qué es un parche en pintura para carrocería?
En sector de la chapa y pintura, la aplicación de un parche hace referencia a un tipo de aplicación parcial y localizada, generalmente en daños de pequeño tamaño, donde no es necesario pintar la pieza de forma completa, sino solo la parte donde se sitúa el daño y su zona más limítrofe, y sin la necesidad de alcanzar piezas adyacentes.
En este sentido, la presencia de molduras, elementos decorativos, aristas o resaltes de la carrocería facilitan la integración del parche en la reparación, sirviendo como barrera visual y haciéndole imperceptible para el ojo humano.
Una de la razones para concentrar esta aplicación, sin tener que llegar a superficies de piezas colindantes, tiene que ver con el objetivo de evitar el riesgo de que aparezcan diferencias de color entre piezas, al mismo tiempo que mantenemos una alta productividad en la reparación: una menor superficie de trabajo da lugar a un menor consumo de material y procesos de trabajo (montajes y desmontajes, enmascarado, lijado, etc).
Debemos diferenciar esta técnica de la denominada técnica de pintado «al corte», que se basa en el repintado de la pieza completa llegando hasta sus límites, sin llegar a alcanzar piezas adyacentes. Este modo de proceder conlleva más riesgos y posibles problemas de igualación de color, sobre todo en piezas de alta visibilidad, como puertas o aletas.
La técnica de pintado «al corte» se suele emplear más habitualmente en colores que presenten menos dificultades como colores lisos o colores oscuros. Sin embargo, es un método de aplicación que no se recomienda en la reparación de colores más complejos como colores metalizados y perlados.
Cuándo realizar un parche
A la hora de decidirnos por emplear una u otra técnica de aplicación, debemos siempre sopesar nuestra decisión en base a los criterios de rentabilidad, productividad y eficiencia. En el lenguaje del taller, lo traducimos en cantidad de material consumido, tiempo de trabajo empleado, además del coste oportunidad que puede implicar.
Nuestro deber es siempre buscar la optimización de estos parámetros, siempre y cuando contemos con garantías de obtener el acabado deseado.
Se trata de una técnica que requiere de destreza y experiencia por parte del profesional. Se aconseja emplearla en pequeñas reparaciones (spot repair) en daños que no superen los 15 o 20 cm, y cuya localización se encuentre en determinadas áreas de la carrocería. Veámos cuáles:
- Formas Geométricas y relieves: piezas de la carrocería con relieves pronunciados, como bordes y salientes, crean límites visuales que son ideales para repintados parciales. En la mayoría de los vehículos actuales, estas características están muy presentes, ya que incluyen numerosas formas geométricas.
- Diferentes planos de piezas: algunas piezas presentan múltiples superficies o planos. La forma en que la luz se refleja en los diferentes planos horizontales y verticales puede hacer que las variaciones en el tono del color sean prácticamente imperceptibles al ojo humano. Esto es común en piezas como los portones traseros y capós. Si las piezas adyacentes forman ángulo en la línea de solape no será necesario extenderse a piezas adyacentes. Esto es habitual en el caso de aletas con capós y la razón por la que no es necesario el difuminado es porque el ángulo que forman genera ya de por sí, una distinta percepción del efecto metalizado o perlado, con las que las desviaciones de color debidas a la aplicación se enmascaran.
- Obstáculos Físicos: piezas como molduras decorativas o pasos de rueda pueden servir como límites físicos, facilitando la integración del pintado parcial.
- Diferentes colores y acabados: hay casos en los que el propio vehículo presenta piezas adyacentes de distinto color, lo que facilita el repintado de las mismas, eliminando de la ecuación la integración del color entre piezas (como pueden ser por ejemplo, los marcos de puerta).
Adicionalmente, es importante que el pintor cuente con un gran conocimiento del producto a aplicar, y con la experiencia para que, en primer lugar, valore la conveniencia de aplicar esta técnica, y en segundo lugar, la pueda ejecutar de forma óptima.
Al igual que ocurre cuando empleamos la técnica de difuminado entre piezas, cuando realicemos un parche localizado, es aconsejable el uso de probetas para asegurar una correcta igualación de color.
Ventajas de realizar un parche parcial
Entre las principales ventajas, destacan:
- Optimización del producto consumido: al repintar una menor superficie total, consumimos menos cantidad de material en todas sus fases (aparejo, color, barniz, etc). Mayor ahorro y rentabilidad.
- Del mismo modo, reducimos el tiempo de trabajo, tanto en tiempo de preparación (montaje y desmontaje de piezas, enmascarado, procesos de lijado, etc) como de aplicación y secado.
- Nos permite aumentar la productividad y mejorar el coste oportunidad. Esto se traduce en un mayor flujo del paso de vehículos por cabina. Como resultado, obtenemos servicio de reparación rápido y de calidad para el cliente.
- Conservación de la pintura original en ciertas áreas o secciones de la pieza.
- Se reducen las posibilidades de que surjan defectos de aplicación u otros problemas derivados del proceso de reparación.
- Puede facilitar la igualación del color con respecto al pintado completo de las piezas, ya que, al limitar las áreas de pintado, las pequeñas diferencias de tono son menos visibles.
Pasos para hacer un parche en pintura
Veámos ahora cuáles son los pasos a seguir para obtener una reparación de calidad.
- Una vez hayamos preparado correctamente el fondo, haciendo uso de productos de alta eficiencia, como el aparejo de secado ultravioleta SPF/UV, recomendamos la aplicación de probetas de color para compararlas con la superficie a reparar y optimizar así la reproducción del color.
- Aplicamos una mano de color sobre el parche, procurando hacer un pequeño degradado de la cantidad de pintura, sin extendernos demasiado y aplicando el color en todas las direcciones en el límite del parche. No debemos pulverizar en exceso la pieza y debemos limitarnos al daño y zona limítrofe.
- Cuando esta primera mano haya evaporado, procedemos a aplicar una segunda mano de mayor extensión con la que cubriremos completamente el parche, volviendo a hacer un degradado desde fuera hacia los límites del parche. Es fundamental no aplicar color en los extremos de la pieza, evitando comprometer la correcta igualación de color, y no aplicar demasiado producto, para no oscurecer el color y evitar la aparición de defectos como descuelgues o piel de naranja.
- En colores metalizados o perlados, una vez que esta segunda mano se haya evaporado, podemos aplicar una mano pulverizada para un mejor ajuste del color y orientación de las partículas (intentado no aplicar sobre los extremos de la pieza).
- Finalmente aplicamos la capa de barniz.
Sin duda, contar con un sistema de pintado que cuente con una excelente colorimetría, fácil aplicación y capacidad de difuminado será el mejor aliado en cualquier tipo de reparación parcial, por compleja que sea.
Un buen ejemplo es la Serie W6000, el sistema bicapa base agua de SINNEK de alto rendimiento, que ofrece un alto nivel de cubrición y colorimetría, con el que conseguir una alta productividad y un excelente acabado final.
Bonus final: difuminado del barniz en la misma pieza
También es posible difuminar el barniz, lo que nos aportará un menor consumo final de producto.
El difuminado de barniz se realiza sobre todo en colores bicapa, cuando se ha difuminado el color y se quiere evitar el barnizado de la pieza completa. Con el difuminado de barniz también conseguimos evitar la acumulación de pintura de forma escalonada sobre la superficie.
Una vez la aplicación de color haya evaporado, aplicamos una primera mano de barniz toda la superficie difuminada con color, llegando casi hasta la zona de unión con la pintura original.
Posteriormente aplicamos una segunda mano, sobrepasando el radio de aplicación de la primera, con el fin de que el solapamiento entre capas sea lo más fino posible.
Conclusión
Como hemos visto, la correcta reproductividad del color juega un papel fundamental a la hora de obtener una reparación de calidad, no perceptible al ojo humano. Saber cuándo y cómo emplear la técnica del parche, puede tener una influencia directa en la productividad y rentabilidad de cualquier reparación.